En Nicaragua, específicamente en la Isla de Ometepe, me enteré de casualidad que en la Finca del Zopilote daban clases de Yoga cada mañana a las 7 a.m. Le insistí tanto a Lucho que no le quedó otra, y 6:30 a.m. para allá partimos. Evidentemente ni bien apagamos la Kombi él siguió durmiendo, y yo entré. Al finalizar la clase escucho al vuelo el comentario sobre una tal “Ceremonia de cacao” que se iba a llevar a cabo en un par de días.