Nada de todo lo que nos habían contado para cruzar a Baja California fue cierto. Tampoco mentira. Está claro que cada uno tiene su propia experiencia y en esta nota les contaremos la nuestra, pero puede que no todo lo que decimos les suceda, y creemos que la mejor forma de sacarte la incertidumbre, es hacer el cruce.
Al menos, esperamos que esta guía te despeje algunas dudas y podás decidir qué hacer (y saber, aproximadamente, cuánto dinero necesitás para concretarlo).
Para conocer Baja California Sur en auto (BCS) tenés dos opciones: o dar la vuelta todo por tierra (aproximadamente 3000 kilómetros desde Mazatlán – Mexicali – La Paz), o cruzar en Ferry. Elegimos esta última, porque se nos vencía el tiempo de permanencia en el país, y nos salía más caro hacer toda la vuelta por ruta de manera rápida (por la cantidad de combustible).
Estuvimos 10 días en San Pancho, Nayarit, juntando el dinero, ya que no es económico. Pagamos alrededor de USD 300 (que más abajo les desglosamos con detalles), pero conocer Baja California era un deseo desde que pisamos suelo Mexicano. Tal vez lo lejano nos parecía exótico, o esa mezcla de desierto y playas color caribe nos llamaba la atención, o quizá esa libertad de poder acampar donde sea, gratis y seguros, lo compensaría.


EMBARCO
Hay dos empresas que viajan, y lo hacen desde la ciudad de Mazatlán o Topolobampo: Baja Ferry o TMC. Y la única opción para desembarcar, es en La Paz, capital del estado de Baja California Sur.
Desde Topolobampo es más económico y menos horas de viaje (8 horas aproximadamente), pero son 450 kilómetros que separan dicha ciudad de Mazatlán, y termina saliendo lo mismo (por la gasolina que gastás). Además no te olvides de sumar la cantidad de horas de manejo para llegar hasta dicha ciudad.
Al puerto de Mazatlán llegamos al mediodía y subimos al barco 16:30 p.m., pero salimos 19:30 p.m. En todas esas horas ya arriba del buque, pero sin movernos de la orilla, terminaron de subir y acomodar a todos los camiones, pues TMC es una empresa más de carga que de turistas. Para desembarcar, la misma cuestión: a las 7 a.m. ya divisamos tierra y gaviotas, pero no fue hasta cerca del mediodía que pudimos pisarla. En resumen, fueron casi 20 horas arriba del barco, pero de navegación tan sólo 12.


Los días con Baja Ferry son:
Mazatlán – La Paz: miércoles, viernes y domingo a las 17 hs.
La Paz – Mazatlán: martes, Jueves y Sábado a las 19 hs.
Los días con TMC son:
Mazatlán – La Paz: martes, jueves y sábado a las 17 hs.
La Paz – Mazatlán: miércoles, viernes y domingo a las 19 hs.
Como podrán ver, hay salidas todos los días, salvo los lunes, y lo que cambia es la empresa, pero ambas operan desde el mismo puerto, de hecho las oficinas están al lado. Recuerden que nosotros hicimos el viaje en 2021 y esta información puede modificarse, por lo que recomendamos revisar su web.


PRECIOS:
Pagamos $4800 mex por la Kombi y el conductor + $1197 el acompañante. No es necesario reservar, pero les dejamos el teléfono (de Baja Ferry) por si lo necesitan: 01 800 337 7437
También encontrás toda la información y tarifas actualizadas en sus web.


NUESTRA EXPERIENCA PARA CRUZAR A BAJA CALIFORNIA…
Sólo Lucho pudo ingresar al puerto con la Kombi donde le hicieron una inspección antidrogas, para la cual metieron un perro a olfatear arriba de Blanquita, y yo entré por un costado sin señalización ni control (hasta podría no haber pagado mi ticket, ya que nadie controlaba nada y ni siquiera me lo pidieron).
A BORDO
Dan una comida de 17 hs. a 19 hs. Nadie avisa, así que estén atentos y ni bien suban al barco recomiendo que busquen dónde es el comedor. La cena fueron fideos, frijoles y guiso de carne con un jugo de ciruelas. Ya en la sala encontramos otro cartel con el horario del desayuno: de 7 a 8:15 a.m. Huevos revueltos con jamón y un guiso de mondongo con café fue el alimento matutino. Elegir otra cosa no fue opción, pero vale aclarar que nuestro paladar no es exigente, y se adapta a lo que hay. Pero soy vegetariana y no iba a romper mi regla por un pedazo de mondongo, así que Lucho tuvo partida doble. De todas maneras, a la cena tuvimos que agregarle una ensalada a las 2 horas, y las galletitas fueron nuestro acompañante en las largas horas de embarcación. Es decir, nos quedamos con hambre.
Recorrimos el barco, encontramos 3 salas pequeñas de cine, con butacas acolchonadas (lo que sería para muchos la habitación), y un pequeño comedor, con televisión también. Todas con un volumen imposible para mantener una conversación decente. Descubrimos unos baños con duchas calientes, las cuales fueron usadas de inmediato, intentando mantener el equilibrio entre tanto bamboleo, que sacudía las partículas de agua, el jabón y el shampoo. Ni hablar para vestirse.
Afortunadamente pudimos dormir arriba de la Kombi sin pagar nada extra, pero hay camarotes privados que podés reservar y pagar con anticipación. Entre la danza del mar, y el ruido y el calor que emanan los motores de aires acondicionados que otros camioneros prendían, no descansamos al 100% pero no nos podemos quejar, ya que según nos habían contado, no se permitía dormir arriba de los autos y nos habíamos imaginados tener que hacerlo acurrucados en algunas sitio helado en la proa externa del barco. Suponemos que la empresa TMC permite dormir arriba de los vehículos, y Baja Ferry no.
Tan distinto fue lo que nos contaron, que habíamos preparado nuestras mochilas con abrigo, frazadas y comida clandestina, porque en teoría no se podía bajar alimentos, pero no veríamos la Kombi hasta el día siguiente. Con los nervios a flor de piel por mi futuro acto de delincuencia por haber escondido en el lugar más recóndito un paquete de pasas de uva, entré al barco y descubrí que otros hasta cerveza camuflaban. Vale contarles, que en el barco, tal como les dije anteriormente, no había ningún turista, la mayoría eran transportistas hombres, y alguna que otra mujer.


DESEMBARCO
Al llegar a la Paz, tuvimos que pagar $185 mex (aproximadamente USD 9) por un impuesto de “embarque – desembarque” y $30 por servicio de fumigación (USD 1,5).
Luego pasamos por un control militar. Puede ser más exigente o no y es al azar. En nuestro caso nos abrieron las puertas de la casa y al ver las postales y el viaje que estábamos haciendo, las preguntas apuntaron a otro lado y los militares se quedaron charlando con Lucho sobre la odisea. Pero se acerca un señora y pregunta -“¿Tienen fruta/verdura?”. Por desgracia, se terminó llevando un maple de casi 30 huevos, mangos y naranjas, y me respondió que no me lo podía comer ahí, cuando le pregunté. Declaró que los huevos cocidos se pueden cruzar. -“Entonces los cocino ahora mismo y ¡me los como!”, le dije. No me lo permitió, así que supongo que alta tortilla se debe haber hecho la señora al llegar a su casa.
Habíamos comprado algo de comida en Mazatlán, porque nos habían espantado con los precios de La Baja, pero una vez en la península nos dimos cuenta que se le puede encontrar la vuelta y hacerlo barato. Lección: no comprar por las “dudas” que el otro lado esté muy caro. Uno nunca sabe realmente, hasta no estar ahí.
Al llegar avistamos tortugas, mantrayas, y aletas que para mí eran tiburones, y Lucho dijo ver ballenas. Al fin y al cabo no supimos distinguir mucho qué animales eran, pero estábamos seguros que el Golfo de California estaba lleno de vida. El agua se tornaba esmeralda y solo un remolino marrón, quizá por la hélice del barco que sacudía la arena del fondo, interrumpía el color del cielo. Un cartel de “Bienvenido a La Paz” nos recibió para empezar un camino de desierto, aguas turquesas y cactus de 1300 kilómetros rumbo al norte.


1 Comment
Toze da silva
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diciembre 15, 2022 at 7:29 pmstay warm .
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